Romero (rosmarinus officinales L.), tomada de la Web: https://www.viverosshangai.es/romero-un-relajante-depurativo-natural |
El
romero (Rosmarinus officinalis L.) es una planta aromática conocida y utilizada
desde antiguo como condimento y con fines medicinales. Se asegura que los
faraones egipcios hacían poner sobre su tumba un ramillete de romero para
perfumar su viaje al país de los muertos. Griegos y romanos lo consideraban
símbolo de la regeneración. Los árabes lo suponían capaz de repeler las plagas
y formaba parte de sus jardines. En el Renacimiento se utilizaba para elaborar
la famosa agua de la reina de Hungría y también se quemaba en los hospitales
franceses para combatir las epidemias[1].
De la familia de las lamiáceas, de las cuales también hacen parte el tomillo, la albahaca, la menta, el orégano, la salvia, la hierbabuena, la lavanda, el hisopo, la mejorana y el toronjil, las cuales, al igual que el romero (Rosmarinus officinalis L.), sus características principales está la de poseer un elevado contenido de moléculas aromáticas y de ser productoras de aceites volátiles, que las hace importantes y de gran valor para la industria alimenticia, cosmética y farmacéutica.
En
la medicina tradicional se ha usado en el tratamiento del asma bronquial, la
epilepsia, el dolor de cabeza, malestares gastrointestinales, cólicos biliares
y renales (Said et al., 2019), el control de alergias, pérdida del apetito,
anomalías circulatorias, complemento en el tratamiento del dolor muscular, de
articulaciones y en inflamaciones (Borges et al., 2018), también como
antiespasmódico, carminativo, diurético, antirreumático, antidepresivo,
ansiolítico, potenciador de la fertilidad humana y la memoria (Karim, Khan,
Abdelhalim, Abdel-Halim & Hanrahan, 2017), en el tratamiento de enfermedades
inflamatorias y de la diabetes mellitus (Nieto et al., 2018), potenciador de la
cognición y de la circulación sanguínea (Sadeh et al., 2019), expectorante, en
el tratamiento de la dismenorrea, desórdenes respiratorios, dolor de garganta y
de estómago (Karadağ et al., 2019), en desórdenes de la piel (Ali et al.,
2019), el alivio de enfermedades cardiovasculares (Zhang et al., 2019), el
tratamiento de lesiones orales (Sumintarti, Fatimasari, Hajrah-Yusuf &
Ruslin, 2018), como atenuante de cataratas, tratamiento de alergias cutáneas
(de Oliveira, Camargo & de Oliveira, 2019), como tónico en el tratamiento
de las flatulencias y tensión nerviosa (Abbaszadeh, Layeghhaghighi, Azimi &
Hadi, 2020) y control de la caspa (Trupti & Gadekar, 2018)[2].
[1] Revista Farmaceuta, vol. 27, núm. 7,
julio-agosto 2008.
[2] http://tip.zaragoza.unam.mx/index.php/tip/article/view/266