Los minerales son sustancias de origen inorgánico que conforman el 5% del
peso corporal de nuestro organismo y que desempeñan funciones específicas para
el cuerpo, como la elaboración de tejidos como huesos y dientes, el buen
funcionamiento de las células, la regulación del ritmo cardíaco o la producción
de las hormonas; son indispensables en nuestra dieta y de vital importancia
para la actividad humana. Hay 26 minerales esenciales para el buen
funcionamiento de nuestro organismo, de los cuales, los macrominerales son los que
se necesitan en grandes dosis como son el sodio, calcio, potasio, fósforo,
azufre y magnesio.
Por otro lado, los oligoelementos son los que se requieren en pequeñas
cantidades, incluso solamente en estado de trazas y los cuales deben formar
parte de la alimentación diaria ya que son eliminados constantemente por lo cual
debemos reponerlos.
Tanto los minerales como los oligoelementos representan un pequeño
porcentaje del total de los átomos del organismo. Sin embargo, su función es
muy importante al ser cofactores enzimáticos imprescindibles. La diferencia
entre minerales y oligoelementos está en la concentración en la que se
administran. Los minerales se dan a dosis normales, frecuentemente unidos a otros
átomos en forma de sal, mientras que los oligoelementos se administran en altas
diluciones, como ya lo expresábamos, en forma de elementos trazas. Ambos pueden
ser útiles en función de las circunstancias del problema.